martes, 30 de noviembre de 2010

Día 36: Todos juntos otra vez

28.sep.2010

Nuevamente de paseo por las calles cusqueñas, y ya sin el paro con el que nos habíamos topado días atrás, nos dedicamos a recorrer un poco la ciudad, más que nada el mercado y las ferias artesanales en busca de algo que valiera la pena comprar. Pasado el mediodía nos encontramos en la plaza de armas con Frederique y Aurelie, tal como habíamos acordado la noche anterior. La tarde se pasó demasiado rápido. Fuimos los cuatro a comer algo, estuvimos caminando, haciendo algunas compras, y también aprovechamos de ir hasta la terminal a sacar nuestros pasajes, ya que todos debíamos continuar nuestros recorridos al día siguiente; ellas a la mañana saldrían rumbo a Copacabana y nosotros a la noche hacia Arequipa. A la nochecita habíamos quedado de encontrarnos con todos los del tour en un bar, así que antes de eso Frederique aprovechó para llamar por teléfono a su familia y conectarse a internet. Como yo seguía teniendo mi pulserita para poder ingresar a The Point pese a haber hecho el check out, entré, me encontré con Víctor ahí y aproveché para usar internet. En eso, al él leer un mail me dice que tenía malas noticias desde Buenos Aires, ya que su hermano se había caído del techo mientras podaba una planta, y a raíz de ello se había quebrado un par de costillas, y también se había golpeado la cabeza, por lo que estaba inconsciente. Ahora estaba internado y viendo como evolucionaba. Si bien hubo cierta preocupación por la situación, el panorama que le planteó su padre no parecía demasiado preocupante, o por lo menos yo lo tomé como algo no muy serio.


Reencuentro en el bar, todos limpios y perfumados. De izquierda a derecha: yo, Frederique, Aurelie, Víctor, Fabian, Max, Jaana, Michael, Christina, Jacquie, Tero, Steven y Wouter.


Más tarde fuimos para el bar y nos reencontramos con casi todo el grupo del tour, ya que algunos tuvieron que irse ese mismo día. Después de vernos continuamente durante cinco días, ahora parecíamos otras personas al estar todos bañados y con ropa limpia. Cenamos, tomamos, charlamos, nos divertimos mucho, e incluso festejamos el cumpleaños de Aurelie después de medianoche. Al despedirnos lo hicimos deseándonos nuestros mejores deseos para el resto del viaje de cada uno, ahora por rumbos diferentes, y con la idea de poder encontrarnos más adelante con algunos. Víctor se había ido minutos atrás para hablar por teléfono a su casa, y ya no volvía al bar sino que se iba directamente al hostel, por lo que no nos volvíamos a ver hasta la mañana siguiente ya que yo me había cambiado al otro hospedaje.


La improvisada torta de cumpleaños de Aurelie.

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