domingo, 7 de noviembre de 2010

Día 26: Cuidar la isla

18.sep.2010

Nos levantamos y salimos del cuarto en busca de algo para desayunar, cuando nos intercepta la misma dueña de nuestra habitación y nos dice que si queríamos ella nos preparaba el desayuno, así que aceptamos y nos sentamos en unas mesitas al sol, con vista al lago. Cuando nos trae las cosas, nos pregunta por qué anoche no le compramos la cena a ella, que nos había ofrecido spaghettis en su momento. Casi como teniendo que excusarnos le dijimos que teníamos ganas de comer otra cosa. Y ella nos empezó a decir que seguro que allá arriba habíamos pagado más caro y que encima las porciones deberían ser chicas. No le dimos mucha bola a lo que decía, y asentíamos y respondíamos con sonrisas, como intentando darle fin a esa charla que poco nos interesaba. Parece que hay mucha envidia entre las personas que manejan un mismo rubro, por lo menos en este lado de la isla.


Desayunando en el paraíso isleño.


Mientras estábamos desayunando un señor nos comentó que podíamos ir al Templo del Sol, que se encontraba no muy lejos de ahí, y del cual no teníamos conocimiento. Así que poco después emprendimos una caminata de cerca de una hora hasta el templo, que eran unas ruinas que estaban bastante mejor que las que vimos durante la jornada anterior en la caminata guiada en la parte norte.

Al regresar del Templo del Sol, le compramos el pasaje para volver a Copacabana a un señor llamado Tomas, que ante nuestra pregunta de por qué la lancha de regreso costaba el doble que la de ida a la isla, nos contó que los de Copacabana hacían lo que querían, porque cobran por el traslado y se guardan la plata y listo, pero que son los habitantes de la isla los que se tienen que encargar del cuidado del lugar, del mantenimiento de los muelles, y todo eso cuesta trabajo y plata que tienen que conseguir ellos, y no las agencias de Copacabana. Nos quedamos charlando un rato largo con Tomas, y nos advirtió que tengamos cuidado cuando vayamos a Perú, porque ahí la gente es muy viva e intentan aprovecharse siempre que pueden, por ejemplo tratando de pasar billetes falsos o directamente robando. Eso ya lo veremos mañana cuando crucemos la frontera. Nosotros vamos a estar atentos, como lo estamos cada vez que llegamos a un lugar nuevo y desconocido, aunque también nos habían alertado en forma similar sobre Tupiza, Uyuni y La Paz, y en ningún lado pasó nada.


El Templo del Sol. Cuando te golpeás la cabeza
contra el "marco" de esas puertas, duele bastante.


Mientras esperábamos la lancha se acercó Sara a saludarnos, una chica francesa con quien habíamos cruzado algunas palabras la tarde anterior, pero que estaba bastante apurada por no perder su embarcación. Hoy volvió a la isla junto a un muchacho argentino, ya que parece que ambos decidieron quedarse a trabajar en la isla por algunos días, justamente con Tomas. El argentino, al ver mi mochila me pregunta si yo trabajaba en Probattery, porque él había comprado un cargador de pilas por ahí, en Scalabrini Ortiz… lo que son las vueltas de la vida.


Comiendo salchipapas antes de partir de la Isla del Sol. No quería
dejar de probar esta típica comida, y era nuestro último día en
Bolivia. Las salchipapas básicamente son papas fritas con salchichas
también fritas, todo recubierto por abundante mayonesa,
ketchup y salsa picante. Yo le pedí sin mayonesa.


De regreso en Copacabana compramos algunos soles (la moneda de Perú), como para ya tener algo de plata una vez que crucemos la frontera. Al ver el billete de diez soles que en su frente tiene la imagen de alguien que a juzgar por su apariencia debe haber sido un piloto, y recordar que nosotros en los pesos tenemos a una figura tan cuestionable como Julio Roca, se nos ocurrió que estaría bueno que los billetes no tuviesen que tener obligadamente la imagen de ex presidentes, sino que podrían tener a personas emblemáticas del país, que se hayan destacado también en la ciencia o las artes, como por ejemplo Carlos Gardel, Florencio Molina Campos, René Favaloro, Jorge Luis Borges, Juan Manuel Fangio y José Hernández.

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