miércoles, 31 de octubre de 2012

Premonición

Soñé que me levantaba para ir al trabajo (mis sueños ya no tienen acción ni nada que se le parezca). Estaba con el tiempo justo, como suelo hacer, y en eso, poco antes de salir de casa, encuentro en el celular un mensaje que me había dejado mi hermano, que decía que no había servicio de trenes. Fue como un "uh, ¿y ahora qué hago?" Tenía que ir en colectivo, lo cual era más tedioso y me iba a demandar más tiempo de viaje, por lo que llegaría tarde. Con esa angustia a cuestas me desperté. Todavía era de noche, y experimenté un alivio al darme cuenta que simplemente había sido un sueño. Como era temprano, volví a acomodarme en la cama y continué durmiendo. Horas más tarde me levanto para ir a trabajar, y todavía me duraba la sensación de alivio por el hecho de que la suspensión de los trenes no era real. Luego de ir al baño, voy a prepararme el desayuno, y encuentro en la cocina una nota que decía que no había servicio de trenes. Todo se hizo real.

viernes, 26 de octubre de 2012

martes, 23 de octubre de 2012

Obsesión y positividad

Es una relación rara la que tengo con Suede. La primera vez que escuché a la banda fue por los años 2002/2003, cuando un tema de ellos (Obsessions) sonaba mucho en la radio que yo escuchaba. Es una canción que me gustó mucho ya desde esa época, y aún hoy me genera algo internamente al oírlo, como una extraña mezcla de placer y melancolía. Por aquel entonces, además de Obsessions, sonaba otra canción llamada Positivity, que no me provoca lo mismo, pero que de todos modos me gusta mucho. Así conocí a la banda, y por algún motivo que no sabría precisar, nunca escuché otra canción de ellos. Desde aquel entonces hasta principios de este año, para mí Suede eran estas dos únicas canciones. Entrado el 2012 fue que me di cuenta de esto, y decidí bajarme un disco entero; era poco probable que teniendo esas dos grandes canciones, el álbum fuera una decepción. Y no lo fue: A New Morning me pareció un gran disco, y no entendí por qué durante tanto tiempo estuvo fuera de mis discos.

Hace cosa de un par de meses, me enteré que Suede iba a dar un show en Buenos Aires, lo cual fue una verdadera sorpresa. Me interesaba ir, pero la entrada era bastante cara ($390), lo cual hizo que medite bastante sobre el tema, más que nada siendo que no era una banda que “me acompañó”, sino más bien que dos de sus canciones lo hicieron. Pero no sé si apenas un par de canciones son suficientes para que valga la pena pagar una entrada tan elevada. Así que me decidí a escuchar otros discos más de la banda, para ahí sacar un veredicto, y determinar qué hacer. Al hacerlo tuve un pantallazo más general de Suede, y la verdad que todos sus discos me parecieron muy bien logrados, por lo que sin pensarlo demasiado para evitar arrepentimientos, me compré la entrada para el recital, que se llevó a cabo en la noche de ayer en el Teatro Vorterix.

Dicho sea de paso, es un gran lugar para ver bandas, y si bien el sonido no es el mejor del universo, es bastante aceptable, y el tamaño del teatro hace que se vea realmente muy bien desde cualquier lugar, lo cual ayuda bastante al disfrute del evento. Salió Suede al escenario, tocando una avalancha de canciones, sin mucha puesta en escena, pero la música era tan contundente que no eran necesarios otros elementos visuales. Tocaron unas cuantas canciones, algunas más tranquilas, otras con un público que agitaba bastante (yo no; yo estaba muy tranquilo), y empezaba lentamente a crecer mi ansiedad por escuchar alguna de esas dos canciones que yo quería escuchar. Llegaron a la pausa previa a los bises, y sabiendo que al volver a salir al escenario irían a tocar a lo sumo cuatro canciones más, ya me contentaba con que tocasen aunque sea Positivity. En realidad más que nada quería escuchar Obsessions. Volvió a aparecer la banda; tocaron una, dos, tres canciones… La tercera ya me dio mala espina, porque era una que no recuerdo el nombre, pero que cerraba uno de sus discos. Casi terminando la canción, la voz al micrófono empezó a saludar al público, y a agradecer. Dejó de sonar el último acorde, los músicos saludaron y se fueron del escenario. ¿Harán dos bises? Es lo que pasó por mi cabeza, pero era realmente poco probable. Empezó a escucharse música funcional, y la gente empezó a irse. Una sensación de decepción empezó a gestarse dentro de mí. No podía creer que no hayan tocado ninguna de las dos canciones que yo quería, que yo necesitaba escuchar. Alguien de por ahí dijo “por ahí vuelven a salir; todavía ni apagaron los equipos”. Quise aferrarme a esa idea, pero sabiendo que no iba a suceder. Los plomos ya estaban desarmando todo, y habían encendido las luces. Salí a la calle con un sabor amargo, porque el show fue realmente muy bueno, pero a mi parecer les faltó ese toque final. Me quedó esa sensación casi angustiante, como un coitus interruptus. A tal punto que me fui caminando 20 cuadras con una lluvia torrencial, sin importarme.


miércoles, 3 de octubre de 2012

Normal

Hace tiempo que no escribo
por no estar muy animado.
El destino no es mi aliado
en materia e' sentimientos,
y lo digo porque siento
una fuerte decepción;
yo tenía una ilusión
de que todo iba a cambiar
pero me vine a encontrar
que la historia se repite,
parece que no hay quien quite
de mi pecho la amargura:
cuando embarco una "aventura"
o quiero cambiar la cosas,
no obtengo cosas grandiosas
y termino malherido,
cual niño desprevenido
en una plantación de rosas.

Este verso me ha salido
un poquito personal,
y no es que eso esté mal,
pero quisiera que quede
(si es que esto se pudiere)
aquí, y no se comparta.
Yo prefiero que mis cartas
no resulten divulgadas
más que a quien le sean jugadas
y al croupier que las reparta.

lunes, 1 de octubre de 2012