martes, 10 de diciembre de 2013

El marinero

Al duro navegante,
después de naufragar
causóle miedo el mar
que supo ser su vida,
al punto que temía
volverlo a navegar.

Así dejó las aguas;
en tierra se asentó
y pronto se encontró
tranquilo y muy seguro,
protegido por muros
que él mismo levantó.

Conforme pasó el tiempo
supo vivir la paz
de haber dejado atrás
aquel viejo destino.
La vida de marino
no daba para más.

Pero encontróse un día
muy triste y desdichado;
el tiempo había avanzado
sin nada de emoción.
Su amargo corazón
reclamaba el pasado.

Y así el marinero
ha vuelto a navegar.
Pues vale más el mar,
con miedos y aventuras,
que aguantar la tortura
de ya nada enfrentar.