martes, 12 de octubre de 2010

Día 5: La primera frontera

28.ago.2010

Dejamos atrás Tilcara y después de tres horas de viaje llegamos a La Quiaca con la idea de no quedarnos en esta ciudad, sino cruzar la frontera a Bolivia lo más rápido posible. Así que dejamos las mochilas en una guardería de equipajes ahí mismo, frente a la terminal, y cruzamos a Villazón, la primera ciudad boliviana, para averiguar los horarios de micro y tren hasta Tupiza, y para comprar pesos bolivianos. Hecho esto volvimos a La Quiaca a buscar nuestras cosas, y luego de hacer los trámites correspondientes a migración, dejamos oficialmente atrás el territorio argentino para entrar a Bolivia.


A metros de la frontera argentina, Villazón nos da la bienvenida a Bolivia.


Si bien el micro salía antes y era más barato, fuimos directamente a tomar el tren, ya que este transporte tenía mejores críticas que el otro. Pero nos tuvimos que clavar una espera, porque el tren tenía casi dos horas de demora, de lo cual nos enteramos una vez que habíamos comprado los pasajes. Nosotros queríamos llegar a Tupiza siendo todavía de día, pero no se pudo por culpa del retraso. Llegamos después de tres agotadoras horas sobre el tren, y a medida que éste iba frenando la ciudad se iba pintando más como un lugar para tener miedo que un punto turístico. Desde arriba del tren vimos que a un par de cuadras de la estación estaba el hostel que me había recomendado Matías, así que fuimos directamente para ahí y nos hospedamos. Después salimos a cenar y a dar un par de vueltas por la ciudad, que empezó a parecernos menos peligrosa. De todos modos habrá que ver con la luz del día cómo se nos presenta el paisaje, ya que Tincho nos lo había pintado “como Purmamarca pero con agua”.


En el tren yendo de Villazón a Tupiza, después
de la agotadora espera en la estación.

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