lunes, 18 de octubre de 2010

Día 16: En el interior de la mina (parte uno)

8.sep.2010

Esta mañana después de desayunar nos despedimos de Franco y Paola, ya que nosotros nos teníamos que ir a la excursión a la mina, y para cuando volviésemos ellos ya se habrían ido. Nos saludamos con un beso, cosa que es poco común de ver acá, porque la gente de otros países suele ser bastante más distante. Se hizo nuestra hora así que nos fuimos del hostel rumbo a la agencia que contratamos. Pensábamos que iba a ser un grupo más numeroso haciendo la excursión, pero sólo nos encontramos con un flaco francés, y que después de subir a la camioneta nos enteramos que no iba a hacerla, sino que la había hecho ayer, y que ahora estaba yendo a trabajar a la mina porque quería involucrarse más con el modo de vida de esa gente, y no ir como un simple turista. Llegamos primero a una especie de depósito de la agencia, donde nos dieron la ropa que íbamos a necesitar para ingresar a la mina, así como también el casco y la luz. Después fuimos para el mercado minero, donde hay varios comercios que venden todo tipo de cosas que son necesarias en las minas, desde hijas de coca y gaseosas, hasta palas y explosivos. Nosotros compramos dinamita, dos botellas de jugo y coca para regalarle a los mineros, que es lo que se acostumbra. Pedro, nuestro guía, nos hizo probar un alcohol de 96º hecho a base de caña de azúcar, al que supuestamente se acostumbra a darle un sorbo antes de entrar a la mina. Con sólo mojar los labios en ese líquido, se te genera un fuego interno increíble. De ahí volvimos a subir a la combi y fuimos hasta una refinería donde procesan los diferentes minerales. Vimos más o menos cómo es el proceso, y después ya sí nos dirigimos hasta la mina propiamente dicha.


En la refinería, donde procesan los minerales con diferentes químicos.


Entramos y después de hacer algunos pasos el panorama cambió gradual pero significativamente tornando más complicado el avance, al encontrarnos con algunos centímetros de agua en el suelo, y con el túnel que iba reduciendo su altura. En más de una oportunidad me golpeé la cabeza con alguna roca o tronco de nuestro bajo techo, haciendo que el casco saliera prácticamente despedido. Seguimos avanzando y la mezcla de la elevada altitud sobre el nivel del mar de la ciudad de Potosí, más la posible disminución del oxígeno, hacía que cada paso dado fuera casi meritorio. Cuando estaba necesitando un respiro, nos detuvimos unos minutos frente a una imagen del Tío, que es una especie de dios o demonio a quien los mineros le rinden culto cuando se encuentran bajo tierra. Él es supuestamente quien controla que ocurran cosas buenas o malas, pero su poder se limita únicamente al interior de las minas.


El Tío, adornado con ofrendas de coca, alcohol y guirnaldas.


Pedro nos contó que hay básicamente tres rangos mineros: los asistentes, los socios y los jefes. Los asistentes son los que hacen las tareas más complicadas, no cuentan con ningún tipo de seguro de vida, pueden cobrar no más de dos mil bolivianos al mes (mil doscientos pesos argentinos), y tienen que trabajar unos seis años para poder llegar a socios. Éstos pueden tener un salario de entre dos mil y dos mil quinientos bolivianos mensuales, cuentan con seguro de vida, y si bien no existen tareas fáciles, las que realizan son menos complicadas que las de los asistentes. El jefe también cuenta con seguro de vida y es quien elije las tareas que realiza, e incluso puede irse a beber con amigos si lo desea. Pero para alcanzar este rango es necesario acumular la experiencia que dan los años, y también tener una buena suma de dinero, ya que un jefe debe buscarse su propia zona para explotar, lo cual sugiere una inversión. Pero esto sólo no alcanza y también se necesita tener suerte, ya que en más de una oportunidad pasó que aspirantes a jefe hicieron una fuerte inversión económica, pero no pudieron encontrar minerales valiosos, y perdieron lo poco que tenían. Actualmente un jefe puede cobrar entre cinco y diez mil bolivianos mensuales, dependiendo de lo bien que puedan trabajar en el mes, e incluso hay algunos que son ricos y cobran veinte mil dólares por semana. También nos contó que antes las empresas mineras eran cooperativas y trabajaban todos por un mismo fin e igualdad entre ellos, pero que actualmente sólo se conserva el nombre de cooperativa, ya que hay muchos que solamente buscan el progreso personal y poco les interesa el bienestar del grupo.

Continuará...


Cara de minero preocupado.

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