viernes, 15 de octubre de 2010

Día 14: Chau hígado

6.sep.2010

Salimos a recorrer la ciudad de Potosí, que dependiendo de la calle y del horario se presenta como un lugar sumamente tranquilo, o como la ciudad mas caótica de todas, porque en algunas galles hay mucho tránsito y excesiva circulación de peatones. Algo que me llama la atención de Bolivia, es que por lo general cuando uno va a un restaurante, o más bien a los pequeños lugares de barrio para comer, la bebida está natural. Pero no por falta de heladeras, sino que lo común acá parece ser tomar la bebida no refrigerada.


Una de las 37 iglesias de la ciudad de Potosí.


Hoy fue un día muy tranquilo. Además de salir a recorrer y conocer algunas de las 37 iglesias que hay en la ciudad, que son de lo más llamativas por sus arquitecturas, también fue un día de hacer bastantes sociales con gente que está hospedada acá, en nuestro mismo hostel. Conversamos con una pareja de brasileros que nos recomendaron hacer la expedición a las minas. La gente del hostel se encarga de organizarla, pero ellos encontraron otra agencia que es más económica y aparentemente buena, así que nos vino bien ese dato. También hicimos un vínculo con Franco y Paola, otra pareja, pero esta vez de italianos. Son muy buena onda ambos. El flaco estaba usando la computadora contigua a la mía, y tenía un inconveniente por el cual no le cargaban los sitios web. Más o menos le expliqué lo que pasaba, y al ver que yo hablaba en italiano, comenzamos a charlar. Quedó una buena onda, y después cada vez que nos cruzábamos nos quedábamos hablando un rato. También intercambiamos algunas palabras con un matrimonio alemán que vinieron con su hijo. Es llamativo que pese a estar en un país de habla hispana, por lo menos en el hostel la mayoría del tiempo uno escucha a la gente hablándose en inglés.


Calle cercana a nuestro hostel, extraña por ser angosta y sin veredas.


Por la noche, pero todavía temprano, estaba subiendo algunas fotos al blog cuando empecé a sentir una especie de frío y algo sutilmente extraño en la vista, que me dio toda la sensación a ser el principio de un bajón de presión. Así que fui a acostarme como para que se pasara. Estuve unos cuantos minutos y medio que me entredormí. Víctor vino a preguntarme si íbamos a comer a algún lado, a lo que respondí que no tenía hambre y que no iba a comer. Lo cual era verdad; no tenía apetito y me sentía cansado, y con esa sensación de que me podía bajar la presión. Como estábamos en camas cuchetas y yo estaba en la de arriba, había pensado en cambiársela a Víctor por esta noche para poder tener una botella de agua a mano, ya que tenía bastante sed, y además por si tenía que correr al baño durante la noche, ya que horas antes había empezado a ir un poco flojo de cuerpo. Pocos minutos después que Víctor se fue, caí en esa especie de nebulosa entre el sueño y la vigilia, y cuando me desperté empecé a sentir la boca seca y como un extraño vacío estomacal. Me di cuenta que ese malestar no era normal, y que posiblemente eso terminaría en vómito. Bajé de la cama, salí de la habitación y alcancé a ver que el baño estaba desocupado. No llegué a entrar cuando la náusea se hizo presente. Me tapé la boca con una mano para evitar el enchastre, pero fue inevitable. Mientras prendía la luz y entornaba la puerta, el resto de lo que salía de mi boca fue a parar a la pileta. Llegué hasta el inodoro que fue el receptor del producto de mi malestar. Habrán sido no más de dos minutos con arcadas y vómitos, y al terminar empecé a sentirme mejor. Ya casi recuperado y con la sensación de que la dolencia había quedado atrás, agarré un rollo de papel higiénico y empecé a limpiar todo el enchastre: el inodoro, el piso, la pileta y la puerta. Una vez finalizada esta tarea me senté en un sillón del hall del hostel y me quedé tomando agua. Mientras todavía estaba reclinado sobre el inodoro, un flaco se asomó al baño y exclamó “oh, fuck!” al ver las condiciones del piso y la pileta. Después, mientras ya estaba recuperado y tomando agua, volvió a aparecer preguntándome cómo estaba, y riéndose por la situación.

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