jueves, 10 de diciembre de 2009

Espíritu navideño

Ya está. Diciembre es sinónimo de fin de año, y los comercios hace rato ya que están empalagosamente adornados con arbolitos, guirnaldas, luces de colores, y “papanoeles” con excesivo abrigo, que lo único que generan es causarnos un mayor sofocamiento.
Cada vez falta menos para las fiestas. Aunque no estoy del todo de acuerdo con el término, porque no para todos es una fiesta. Más bien es una reunión. Por lo menos en mi familia, hace ya unos cuantos años que no se festeja, sino más bien que se mantiene viva una rutina, lo cual me genera cierta dicotomía, porque no se que es preferible, si seguir forzando este festejo, o si dejarlo ir de una vez.
Por mi parte no recuerdo bien cuándo fue que perdí definitivamente el espíritu navideño. De chico esperaba ansiosamente el 8 de diciembre, porque me encantaba armar el arbolito, y una vez terminado, ya quería que fuese 6 de enero para desarmarlo. Era todo un evento. También disfrutaba de la navidad y año nuevo. Nos juntábamos toda la familia, o mejor dicho los más cercanos, comíamos hasta reventar, siempre había una abundante mesa dulce, y después a esperar la medianoche para abrir los regalos y tirar fuegos artificiales, o en su defecto, apreciar el colorido y estruendoso cielo.
No se bien en qué momento cambió todo eso. Supongo que más o menos cuando falleció mi abuela. Fue la primer pérdida importante, y desde ahí la alegría en los rostros nunca volvió a ser la misma. Ahora la Navidad solo trae consigo esa nostalgia, esa melancolía, esa realidad que te estampa en la cara el recuerdo de lo que ya no está. Para colmo siguen pasando los años, y la familia se sigue achicando. Cabe destacar que soy el miembro más joven, por o cual el espíritu navideño está carente creo que en todos nosotros.
Unos cuatro años atrás quise un poco dejar de participar de esta farsa, por lo que no armé el arbolito, cosa que hasta el año anterior hacía yo religiosamente, y por ende se había transformado en mi tarea. Según mi vieja era una vergüenza que estemos reunidos en nochebuena y no haya arbolito, por lo que se lo terminó armando esa misma noche. Lo cual implicaba que alguien luego iba a tener que desarmarlo.
Pasaron los meses, y el pino seguía ahí. Aguantó aproximadamente hasta el mes de julio, cuando ocurrió un pequeño accidente: el pesebre fue diezmado. María y el niño Jesús encontraron su deceso en el estómago de mi perra. El resto sobrevivió, aunque Gaspar recibió serias lesiones en sus piernas. Nunca más se armó el arbolito.
Mantuve mi postura a través de los años, hasta el día de ayer. Leyendo el blog de Blonda, me di cuenta que hay que ponerle onda. Depende de nosotros la cosa. No es que va a venir el ángel de las fiestas y nos va a tocar con su varita y a contagiar con lluvia de estrellitas doradas y espíritu navideño. No, eso no va a pasar. Esas ganas tienen que salir de adentro nuestro, y hay que ayudarlas a que aparezcan. Así que subí al altillo, agarré el árbol, y me puse tranquilamente a decorarlo sobriamente, sin guirnaldas. Las luces estabas destruidas, así que quedaron fuera. El pesebre se me complicó, así que improvisé un poco poniendo un Playmobil payaso en lugar de Jesús, y en lugar de María a Bebop, villano de las Tortugas Ninjas, que no deja de apuntar al falso Jesús con su pistola. Por suerte Gaspar tuvo una rehabilitación satisfactoria y puede mantenerse de pie sin mayores inconvenientes.
Veremos cuanto me dura esto. Lo que si, definitivamente habría que eliminar la sidra de las mesas y reemplazarla por una buena botella de Jägermeister.

7 comentarios:

  1. Venia todo bien hasta el Jagermeister.
    Ahora, fuera de joda, en todas las familias pasa esa perdida de espiritu navideño. Cuando se va achicando la familia es como que va perdiendo sentido.

    Hace unos años que cada vez me parece mas triste la cena de navidad en casa. Me encanta la navidad y tengo mucho espiritu papanoelico, pero llega el 24 y se me va el espiritu a la mierda.
    Igual ya vi el futuro, y todo eso cambia de nuevo cuando reaparecen los "niños". Es decir, tenes que esperar a que alguien de la familia tenga uno o mas hijos y todos se quieran juntar de nuevo para ver como los nenes esperan a Santa (porque ahora los pibes le dicen asi).

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  2. En serio le dicen Santa?
    Eso me quita el poco espíritu que me quedaba

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Interesante. Creo que una vez que los niños crecen, el espíritu navideño decae. En mi familia mis primos por parte de mi madre son los mas jovenes, pero ya no estan en edad como para creer en Papá Noel. Hace tiempo que crecimos y ya todos sabemos que no existe tal cosa. Como bien apuntas vos, el asunto se convirtio en una rutina que, por mi parte, es aburrida e inecesaria. Para serte franca a mi no me afecta ni el tema de las fiestas ni el fin de año. Gracias a Dios tengo mucho que festejar, pero no necesito una fecha especial para ello. Yo ya no creo en navidad ni creo que el año nuevo trae un cambio o algo similar. Hoy por hoy creo que son solo números, especiales para algunos, para otros como yo un día más.
    Lo que comparto es el punto sobre "la farsa" pero, lamentablemente, es moneda corriente entre los humanos.

    ¡Me encanta tu blog!. ¡Creo que voy a tomar tu ejemplo y empezar a escribir tambien!

    Besos!

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  5. http://mathospot.blogspot.com/2009/12/respuesta-al-post-espiritu-navideno-de.html

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  6. Gracias Andy!
    Hacete un blog para escribir. No perdes nada.

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  7. Ese estilo de remate lo tenés que registrar, es muy vos.
    Que bueno que tengas blog. Me encanta.

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