lunes, 22 de febrero de 2010

Destino: Iruya

Para llegar a Iruya hay que hacer un viaje de cerca de dos horas por un camino de cornisa, que de más está decir no está asfaltado. Sólo puede circular un vehículo a la vez, y las curvas son tan cerradas que en más de una oportunidad el corazón se paraliza creyendo estar al borde de la muerte. Pero al llegar te das cuenta que todo eso valió la pena. Iruya es un pueblo hermoso rodeado por un paisaje imponente. Y el espectáculo visual va de la mano con la simpleza y la buena onda de sus habitantes. Tal vez no sea el lugar indicado para salir a dar una vuelta caminando, porque sus calles con subidas pronunciadas son demoledoras, pero sin duda vale la pena pasar un tiempo ahí.

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