sábado, 21 de mayo de 2011

La caca mala

Una hermosa tarde primaveral me encontraba en la vereda de casa pintando el portón, ya que el sol y la lluvia fueron dejando grabado su paso durante los últimos años, y ya andaba exigiendo una renovación. Y ahí estaba yo, pincel en mano, realizando la tarea, y para hacerla más llevadera tenía puesto un auricular con el cual estaba escuchando la radio, pero dejé libre un oído para no aislarme del mundo exterior. En eso siento una voz y pasos detrás de mío. Me doy vuelta, veo que era el custodia que está siempre en la esquina, y se produce el siguiente diálogo:

-Hola amigo –dice él mientras extiende su mano pasa saludarme.
-¿Qué tal, cómo va?
-Bien. ¿Me viste hoy cuando me fui para allá? –señalando con el brazo para el lado opuesto a donde se encuentra la garita.
-No –respondo sorprendido por la pregunta, y creyendo que iba a contarme sobre algún hecho delictivo que pudo haber ocurrido.
-Porque me fui al baño y me salía agua del culo –dice sin efectuar ningún tipo de cambio en su expresión-. Yo te vi que estabas acá pintando cuando me fui.
-Ah, pero ni me di cuenta que te habías ido.
-Si, me fui hasta la casa porque sentía toda una cosa… -mientras mueve su mano circularmente sobre su abdomen-. Y no te saludé cuando pasé porque estaba haciendo mucha fuerza.
-Claro. No hay que perder energía en un momento así –digo yo riéndome de la situación.
-Si, fui hasta la casa y cagué todo agua. Y después cada cinco minutos me volvían las ganas y tenía que volver al baño.
-¿Y ahora ya está bien? –le pregunto.
-Si, ahora si. Pero el problema es que era todo líquido, porque si llega a ser duro puedo hacer ahí mismo –señalando la garita-. Pero así blando no.
-Y no, no conviene –comento siguiéndole un poco la corriente.
-Y yo te quería avisar, porque vi que estabas acá cuando me fui.
-Está bien, no pasa nada.
-Bueno… perdoná por cualquier cosa –se disculpa mientras se aleja unos pasos hacia atrás.
-Pero está bien, no hay ningún problema –digo yo sorprendido por el hecho de que me pida disculpas.
-Chau.

Fue un momento un tanto bizarro, y mientras me hablaba tuve la leve sospecha de que estaba un poco alcoholizado. Igualmente, no da que garque en la garita.

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