miércoles, 21 de julio de 2010

¿Y ahora me lo venis a decir?

Juan Perugia es un artista. En su juventud se convirtió en una estrella televisiva y gozó de mucho éxito y popularidad que no supo conservar, y con el paso de los años fue cayendo en el olvido. Quince años más tarde, y después de varios intentos fallidos por recuperar su lugar en los medios, no baja los brazos e insiste continuamente para alcanzar su meta. No es nada fácil, pero él ve muy claro cual es el camino que tiene que seguir; tiene un objetivo en mente, que es lo primordial.
Pero además de ser un artista, es una persona. Vivió nueve años enamorado de Luz, sufriendo en silencio por la aparente imposibilidad de concreción de ese amor. La amistad le permitía tenerla cerca y disfrutar de su presencia, aunque esto alimentase su herida. Finalmente ellos terminan juntos, pero después de un par de años él sigue enfocado en cumplir su meta, y poco a poco empieza a descuidar la pareja. El egoísmo lo ciega, al punto tal de que Luz, cansada de postergaciones, decide dejarlo. Juan, pese al dolor de la ruptura, sigue por su camino, creyendo tal vez que si alcanzaba su objetivo se solucionaría todo. Hasta que en un momento entiende que estuvo remando contra la corriente y hacia mar adentro. Por fin puede tener una visión más clara de donde está parado, y se da cuenta que en ningún momento estuvo cerca de cumplir su sueño, y que su empecinamiento lo llevó a perder al amor de su vida.

Esa es la sensación, la de estar parado al borde de la nada, con los éxitos pasados justamente ahí, en el pasado, y sin una meta ni un amor que acompañen. Eso definitivamente no es una “perugiada”.

8 comentarios:

  1. Mouy Bueeenooo! que buen programa...

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  2. Yo me sentí bastante identificado con Perugia, no sufro el desamor la verdad es que me acostumbre hace rato a no ser un "pajarón" interesante par las mujeres (lo cuál es lógico, mi sex appeal es el de una tortuga jamaiquina con cáncer de nariz), pero en lo que respecta a lo artístico, es así, ya paso mi cuarto de hora que tampoco fue gran cosa y ya es tarde para volver. Yo siento que los pozos son necesarios, pero hace rato que ya no caigo en ninguno, todo es plano y llano de aquí hasta el fin, un embole, pero te entiendo.

    jlg

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  3. El borde de la nada se puede transformar en el comienzo de algo, pero es estricta responsabilidad nuestra comprar los materiales para empezar a asfaltar el camino.
    Me parece que poder haber visto esto, ya te para de otra manera. Ahora es cuestión de ponerte a trazar planos, objetivos... y manos a la obra.

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  4. Fue el mejor programa de la television argentina leeeejos!!! Genial!

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  5. Vos sabes que a mi no me atrapo ese programa?? No se que onda....

    No soy muy televisiva y además no miro cualquier cosa...

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  6. Charlotte: see, muy bueno. ahora siento la abstinencia.

    Joe: es que capaz que somos de una generación Perugia, o algo por el estilo. Así como en los noventa hubo muchos que se identificaban con Carlín.

    Lol-it: buen mensaje optimista. no me das una mano para comprar el cemento y esas cosas?

    Nico: no se si para tanto, pero se gana un ficti awards seguro.

    Guadex: y... no es obligación que te guste. yo tambien soy cero tele. de hecho no miro tele, mas que para el mundial. veo alguna que otra serie, pero por internet. pero ahora me terminaron todos contra juan, lost, heroes y ciega a citas... asi que quedé en bolas.

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  7. En realidad, hubo un Juan Peruggia que terminó en pareja con Luz. Si bien es probable que esa pareja terminaría desapareciendo en algún momento, los seres que pasaron por telefé no tienen nada que ver con esa primera parte. De repente Juan, el chico que había tenido un gran éxito y no podía comprender cómo ya nadie era capaz de reconocer por ósmosis su talento, el chico con el que muchos nos sentimos identificados, pasó a ser un boludo (importante) que no se daba cuenta de que estaba dejando de lado todo por un sueño que siempre había tenido y que nunca había tenido -¿el bar Hollywood?-; de repente el gran, el sacerdote visionario Toni, era un estúpido defectólogo basado en toda increíble creencia que se le cruzara. Luz siguió siendo hermosa y resignada, Ulises ganó muchísimo con el cambio de papel... pero Guillermo, que era una caricatura muy divertida, fue llevada a un extremo de grotesco que le quitó toda posibilidad de relación con la realidad. Los padres de Juan eran, como todos los padres de nuestra generación, seres que convivían sin entenderse muchas veces. Pasaron a agredirse, humillarse, lastimarse y volver a amarse como en una telenovela venezolana.
    Juan Peruggia, el chico con el que muchos nos identificamos y que lucha por volver a su papel, seguramente se habrá dado cuenta de que lo pasado está pisado, de que hay que mirar para adelante, de que tampoco es necesario enterrarse en un videoclub aunque sí puede haber pasos intermedios. Si hay cuartos de hora hay medias horas, tres cuartos y horas enteras. Nunca una vida, sin embargo.
    Ahora, no me vengan con que ese monigote idiota que estaba puesto para que nos riéramos de sus bloopers, ese boby goma en que telefé transformó lo que era una visión de parte de la realidad (de manera muy divertida, por cierto, no lo niego: disfruté los capítulos a pesar de las fórmulas repetitivas y las resoluciones catastróficas), era la única posibilidad de Juan.
    QEPD. Lamento que haya muerto a manos de Villarroel.

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