jueves, 16 de febrero de 2012

Algo así

Llegué hasta su casa. No se bien por qué lo hice. Quizás estaba de paso por la zona y decidí pegar un vistazo por la puerta de la casa a la que tantas veces había ido; tal vez un costado masoquista me llevó hasta allá, o hasta existe la posibilidad de que haya ido como un mero espectador a acompañar a un amigo que decidió llevarla hasta su casa. Recuerdo estar parado en la vereda, el sol estaba en lo alto del cielo, y me animaría a decir que era un día domingo. Lo que sí, la fachada de la casa era muy diferente a los recuerdos que tenía. El frente era mucho más ancho que un lote común, y la puerta de entrada estaba en el extremo derecho. La edificación se prolongaba hacia la parte trasera del terreno, y luego parecía continuar por el fondo. Pero a su vez era como que la construcción seguía por la medianera de la izquierda, dándole una forma de herradura a la misma, y terminaba en su cuarto, que tenía ventana a la calle. Sin embargo todo eso lo vi en apenas un pantallazo, pero lo que más recuerdo era que prácticamente todo el frente de la casa poseía un tejido muy levemente cubierto por plantas, por lo que se podía ver para adentro sin mayor dificultad. Lo que se veía era el patio, que era todo delantero, por la forma que tenía la edificación. Era una gran superficie de césped muy prolijo, y había como una especie de quincho en el fondo. Deduje que era domingo, porque había una reunión familiar, y todos estaban ahí, compartiendo la tarde en ese parque. Yo permanecía solo en la vereda, mirando esa escena mientras me cuidaba de no ser descubierto. Sentía un malestar interno por estar ahí, viendo la felicidad de una familia ajena, de la cual en cierto modo formé parte en el pasado pero ahora ya no me pertenecía; pero no podía moverme de esa posición, sentía la necesidad de ver, y como cierta atracción por ese espectáculo. Estuve un buen rato, como un espía novato, y en algún momento se hizo de noche y me fui solo caminando por la calle.

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