Carta de Alfred de Rielvaux, abad cisterciense, a un abad de Fountains Abbey
Año 1160
"Una monja de la orden de Gilberto de Sempringham, monasterio de Watton, ha pecado con un canónigo. Encinta y descubierta, es puesta en prisión, encadenada. Se hizo venir a su cómplice... algunas de las monjas, llenas de celo por Dios y no de prudencia, y que deseaban vengar la injuria hecha a su virginidad, pidieron en seguida a los hermanos que les entregaran al hombre por un momento, como para escuchar de él algún secreto. Se apoderaron de él, lo arrojaron a tierra y allí lo mantuvieron. La causa de todas estas desgracias (la monja) fue introducida como a un espectáculo; se puso un instrumento en sus manos y fue forzada, a su pesar, a cortar con sus propias manos las partes viriles de su cómplice. Entonces una de las que lo sujetaban arrancó las partes que le habían sido quitadas y las hundió en la boca de la culpable, tal como estaban, manchadas de sangre."
Año 1160
"Una monja de la orden de Gilberto de Sempringham, monasterio de Watton, ha pecado con un canónigo. Encinta y descubierta, es puesta en prisión, encadenada. Se hizo venir a su cómplice... algunas de las monjas, llenas de celo por Dios y no de prudencia, y que deseaban vengar la injuria hecha a su virginidad, pidieron en seguida a los hermanos que les entregaran al hombre por un momento, como para escuchar de él algún secreto. Se apoderaron de él, lo arrojaron a tierra y allí lo mantuvieron. La causa de todas estas desgracias (la monja) fue introducida como a un espectáculo; se puso un instrumento en sus manos y fue forzada, a su pesar, a cortar con sus propias manos las partes viriles de su cómplice. Entonces una de las que lo sujetaban arrancó las partes que le habían sido quitadas y las hundió en la boca de la culpable, tal como estaban, manchadas de sangre."
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