
-Hola amigo –dice él mientras extiende su mano pasa saludarme.
-¿Qué tal, cómo va?
-Bien. ¿Me viste hoy cuando me fui para allá? –señalando con el brazo para el lado opuesto a donde se encuentra la garita.
-No –respondo sorprendido por la pregunta, y creyendo que iba a contarme sobre algún hecho delictivo que pudo haber ocurrido.
-Porque me fui al baño y me salía agua del culo –dice sin efectuar ningún tipo de cambio en su expresión-. Yo te vi que estabas acá pintando cuando me fui.
-Ah, pero ni me di cuenta que te habías ido.
-Si, me fui hasta la casa porque sentía toda una cosa… -mientras mueve su mano circularmente sobre su abdomen-. Y no te saludé cuando pasé porque estaba haciendo mucha fuerza.
-Claro. No hay que perder energía en un momento así –digo yo riéndome de la situación.
-Si, fui hasta la casa y cagué todo agua. Y después cada cinco minutos me volvían las ganas y tenía que volver al baño.
-¿Y ahora ya está bien? –le pregunto.
-Si, ahora si. Pero el problema es que era todo líquido, porque si llega a ser duro puedo hacer ahí mismo –señalando la garita-. Pero así blando no.
-Y no, no conviene –comento siguiéndole un poco la corriente.
-Y yo te quería avisar, porque vi que estabas acá cuando me fui.
-Está bien, no pasa nada.
-Bueno… perdoná por cualquier cosa –se disculpa mientras se aleja unos pasos hacia atrás.
-Pero está bien, no hay ningún problema –digo yo sorprendido por el hecho de que me pida disculpas.
-Chau.
Fue un momento un tanto bizarro, y mientras me hablaba tuve la leve sospecha de que estaba un poco alcoholizado. Igualmente, no da que garque en la garita.