
A veces pienso que Dios (en caso de que exista) me toma el pelo y disfruta jodiéndome un poco. Ojo, capaz que justamente existe y no me merezco su ayuda. Pero yo tampoco le pido que me ayude, con que no me tome de punto por mi está bien; que me ignore sería todo un avance.Después de largos meses de una monotonía absoluta, bastó que decidiera emprender un viaje para que empezasen a caer planes y cosas para ese período en el que voy a estar ausente.
Primero una gran cantidad de bandas internacionales confirmaron su visita a nuestro país, como no veía desde hace bastante tiempo. Los que me conocen saben que soy medio “loquito” de los recitales, y si bien hubiese sido económicamente imposible asistir a todos, hay unos cuantos a los cuales me gustaría mucho ir. Pero no, me voy a tener que quedar con las ganas. Además un amigo va a tocar en Niceto. Si bien la banda no es algo que me apasione demasiado, como evento en sí es algo importante, un salto a otra categoría, un momento que está bueno presenciar, pero no voy a estar.
También apareció una posibilidad laboral, para hacer finalmente algo de lo que estudié, cerca de casa, trabajando junto a otro amigo, y con muy buen sueldo. Lástima que me voy de viaje. De todos modos esta oferta quedó momentáneamente pausada.
Y después sale lo de la fiesta Poch, que fue sin dudas lo que más me molestó. La Poch es una fiesta que se organiza entre un grupo de amigos, y que explota en fantasía. Ahora hace dos años que no se hace, principalmente por lo complicado que resulta conseguir un lugar acorde. Y después de tanta espera, se consiguió organizar una nueva para la semana siguiente a mi fecha de salida. Igualmente estamos trabajando en el asunto.
Pese a todo, el viaje sigue firme, aunque yo se que seguramente Dios tiene un par de cartas más bajo la manga. Ya me la veo venir que en estos días que me quedan conozco al amor de mi vida, y que partir implica renunciar a él… pero fue, que la sigan mamando.